Iglesia Catedral

La Catedral de Chillán, declarada Monumento Nacional el año 2014, proyectada en su estructura ovoidal o parabólica por el arquitecto Hernán Larraín Errázuriz, es uno de los monumentos arquitectónicos más conocidos y divulgados de la ciudad.

Se integra al conjunto la Cruz Monumental, de 36 metros de altura. En su interior se pueden apreciar solemnes esculturas en madera, que fueron traídas directamente de Ortisei, Europa, pueblo del norte de Italia. Fueron creadas por los grandes escultores Peter Horn y Ferdinand Stufleser.

En su frontis el Mosaico-mural realizado por el artísta Alejandro Rubio Dalmati, nacido en Chillán. La composición del tema, de gran distinción simétrica armonía, representa algunas fases de la vida de Jesucristo, que comienzan en el nacimiento y culminan con la ascención.


Declaración de Monumento Histórico
Historia de la Catedral de Chillán

Esta iglesia, obra del arquitecto Hernán Larraín Errazuriz, constituye parte de un proceso de reconstrucción de una ciudad que fue prácticamente destruida por el terremoto de 1939. Se halla situada en la esquina nor-oriente de una plaza que ocupa el centro de un perfecto damero, la nueva traza urbana para la ciudad de Chillán y se ha edificado como un monumento recordatorio dedicado a San Bartolomé, patrono de la localidad.

El volumen asemeja una enorme bóveda formada por una sucesión de arcos parabólicos separados cada 5 metros, uno de otro y que gracias a disposición oblícua que une su superficie interior de uno con la superficie exterior del otro, permiten la iluminación del interior a través de todo su perímetro.

Es una iglesia de nave única, alargada, cuyos muros laterales están formados por estos arcos que tienen aproximadamente 20 metros de altura y forman una línea quebrada en la que se combinan planos transversales y oblicuos respecto del eje longitudinal del templo. Los planos transversales están formados por ventanales radiales que sigue la forma de un arco parabólico, los planos oblícuos que unen estas láminas siguiendo la misma curvatura, se componen de un muro panel de hormigón, cuyos nervios estructurales se marcan exteriormente como relieves en el revestimiento de cobre de la cubierta, en tanto que interiormente se muestran como muros lisos revocados pintados de blanco.

El ingreso está definido por un nartex que se adosa al frontis a la manera de un arco de igual forma pero de menor dimensión que los que configuran la nave. Al ser el intradós una oblícua aguda, forma en el muro frontal una suerte de nicho de menor dimensión que contiene una pintura policromada que corona la puerta de ingreso. Este volumen contiene en su interior dos escaleras helicoidales que conectan con el coro, dispuesto a más de 7 metros de altura, el que no ha sido utilizado por problemas acústicos.

El presbiterio ocupa un amplio espacio trapezoidal al que se accede a través de una escalinata flanqueada por un arco que se estrecha para separar este ámbito de la nave de los fieles. Como un volumen adosado por la parte exterior al muro testero, un arco totalmente perforado en su perímetro, configura un absidiolo que ilumina con mayor intensidad la imagen del cristo crucificado. A su lado otro arco también perforado pero de mayor dimensión enmarca el ámbito del altar.

Así como el manejo de arcos de distinta dimensión o tratamiento, definen el ámbito del presbiterio, el altar y el ingreso, también el revestimiento del suelo cumple el papel de diferenciar cualitativamente el espacio; es así que un mismo material, el mármol, dibuja un tratamiento totalmente geométrico en el altar, uno muy libre y fraccionado en los ambulatorios laterales y uno mixto en las zonas principales de la nave; sólo el coro y los ambientes anexos tienen piso de madera.

En el perímetro del templo se han dispuesto diversos ambientes de baja altura, como una cripta, la capilla del sagrario y la sacristía. Su presencia hace que la iluminación perimetral de los arcos no parta a nivel del piso, sino a los 5 metros, de altura.

El campanario ha sido tratado como un elemento simbólico de escala monumental.

Está separado de la iglesia y tiene la forma de una cruz, perforada en sus caras frontal y posterior por una celosía transparente que dibuja una cruz menor inscrita en la primera. Esta abertura ilumina el interior que dispone de una escalinata para acceder a su parte más alta.

Tras el terremoto de 1939 el Obispo de Chillán Jorge Larraín Cotapos, asumió la misión de levantar una nueva catedral dedicada a San Bartolomé, patrono de la ciudad, en el lugar donde estaba la anterior iglesia, la cual quedó destruida totalmente. Larraín le encargó a su sobrino, Hernán Larraín Errázuriz, el diseño de una propuesta quien la elaboró en el marco de su proyecto de titulación como arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

En octubre de 1942, el obispo anunció el inicio de las obras, gracias a un préstamo de la Corporación de Reconstrucción y Auxilio y a la cooperación de la ciudadanía. El 9 de octubre de 1960, luego de casi dos décadas de iniciada la construcción, se inauguró la nueva catedral.

En términos arquitectónicos es una iglesia de una nave, cuyo volumen asemeja una enorme bóveda formada por una sucesión de arcos parabólicos separados cinco metros entre sí, los que debido a su disposición oblicua, que une el intradós de un arco con el extradós del otro, permiten la iluminación del interior a través de todo su perímetro, en donde se construyeron algunos espacios de baja altura, como una cripta, la capilla del sagrario y la sacristía.

Sus muros laterales están formados por los mismos arcos, que tienen aproximadamente 20 metros de altura y forman una línea quebrada en la que se combinan planos transversales y oblicuos respecto del eje longitudinal del templo. Los planos transversales y oblicuos que unen estas láminas siguen la misma curvatura, componiéndose de un muro panel de hormigón, cuyos nervios estructurales se marcan exteriormente como relieves en el revestimiento de cobre de la cubierta, en tanto que interiormente se muestran como muros lisos revocados pintados de blanco.

El frontis de la catedral cuenta con un mural del artista chillanejo Alejandro Rubio Dalmati y en el interior cuenta con esculturas de madera de los escultores Peter Horn y Ferdinand Stufleser, que fueron traídas directamente de Europa.

Junto a la catedral se construyó una cruz de hormigón armado de 36 metros de altura, la cual se erigió como un memorial en conmemoración de las víctimas del terremoto de 1939. Esta cruz fue restaurada a comienzos del año 2014, manteniendo su imagen original.